martes, 18 de octubre de 2016

Mundo Futuro: visita Expoelectric





Como decía la niña de Poltergeist: "Ya estaaaaan aquiiiii..." A nadie se le escapa a estas alturas que el coche eléctrico es una realidad y en unos años se acabará imponiendo en nuestras carreteras; y menos que nadie a las marcas, que empiezan a apostar fuerte por un vehículo que, con unas ventas aún testimoniales, empieza a calar entre los conductores. Y para mostrarlo y que todo el mundo pueda comprobar in situ lo "normales" que son, se ha celebrado la feria Expoelectric, con varios modelos listos para conducir.

Pero este evento no se centra sólo en el automóvil, quizás la cara más visible de la movilidad eléctrica. Entre los expositores podemos encontrar marcas de bicicletas, motos, monociclos, proveedores de electricidad e, incluso, un exponente de la e-casa, la vivienda eficiente.



Tras deambular un rato entre los stands, no puedo evitar acabar centrándome en lo que realmente me ha traído hasta aquí: mis amados coches. Entre las marcas que se han reunido para dar a conocer sus productos encontramos al gran impulsor de este tipo de propulsión, la alianza Renault-Nissan, que lleva un tiempo comercializando productos 100% enchufables como el Leaf, la furgoneta e-Nv200, el Zoe o el Twizzy. También el grupo VAG, que ha decidido entrar con fuerza en este segmento, estaba presente y aportaba modelos eléctricos e híbridos -que se postulan como el eslabón perdido durante la transición- como el Golf, Up, Passat, Audi Q7...incluso enseñaba un especialísimo XL1, sucesor del coche de 1 litro de consumo medio y no disponible para probar; lógico, si  estamos hablando de un automóvil con una producción limitada a 250 unidades y con un precio de 110.000€!.





 La armada coreana estaba representada por Kia -con el Soul y el nuevo híbrido Niro- e incluso había representación de Tesla, la marca americana auténtica revolucionaria de este segmento y que seguro que dará mucho que hablar en los siguientes años: por ahora, ha conseguido colar sus modelos entre los más vendidos en Noruega, pese a que el precio del modelo S supera los 60.000€, gracias a sus 500 km. de autonomía (record en el segmento) y sus cargas ultrarápidas... en esta ocasión, la marca traía su modelo preparado para competición.


Finalmente, me decido por probar 3 coches: el Kia Soul, el Golf y el Zoe. Los dos primeros, al fabricarse a partir de modelos ordinarios electrificados, son difícilmente distinguibles de sus hermanos de combustión, sino fuera por pequeños detalles que los delatan, como la ausencia de aberturas frontales -el motor eléctrico no necesita oxígeno para funcionar y así, además, se mejora la aerodinámica y la autonomía-, los neumáticos específicos de bajísima resistencia o la ausencia total de ruido al circular. El Zoe, al haber sido diseñado desde cero para este segmento de mercado, sí deja entrever en sus proporciones algo especial, así como pequeñas notas azuladas de diseño que insinúan que es un vehículo cero emisiones.


De hecho, aprovechando la específica disposición de los elementos mecánicos del coche eléctrico, hace unos años ya se presentó un proyecto de "patín" que incorporaba en una superficie rectangular toda la parte mecánica y que permitía cambiar la carrocería con facilidad para que el dueño pudiera cambiar de tipo de coche según sus necesidades.

Al volante, se repite la misma situación, con el Kia y el Volkswagen disimulando perfectamente qué tipo de motor esconden y con el Zoe destacando en este aspecto por su excentricidad.





Aunque comparte múltiples elementos con el Clio, monta un cuadro de mandos propio, muy sencillo y tecnológico, y con elementos distintos a lo habitual; es todo tan poco usual, que incluso los intermitentes tienen un sonido que parece sacado de la pista de efectos especiales de Star Wars...  La horizontal y alargada cinta que nos muestra los indicadores llama la atención por la colocación sucesiva de la información, prescindiendo del indicador de revoluciones (este tipo de coches no lo necesitan) y por la importancia que se le da a la autonomía, siempre bien visible, aunque el Zoe estrene unas baterías de más capacidad que le permiten unos teóricos 400 km de recorrido antes de recargar.



El interior del Zoe también llama la atención por el diseño de sus asientos, con reposacabezas integrados y laterales de goma, aunque por desgracia no son regulables en altura y la posición de conducción no acaba de ser del todo cómoda, pues el volante está muy inclinado y es difícil llegar a la parte superior del aro.


Esta imposibilidad de regulación junto al color claro del interior y los materiales utilizados dan sensación de coche básico, low-cost. El hecho de no disponer de freno de mano eléctrico y de la sencillez de la consola central entre los asientos -es una simple pieza de plástico conformado-, contribuyen a reforzar esta sensación. Mientras que su primo mayor, el Leaf (http://theredstig.blogspot.com.es/2016/01/el-chiste-de-la-electricidad-es-muy.html ) es un compacto muy serio, este Zoe juega en otra liga, en los utilitarios de 4 metros, eminentemente prácticos, como demuestran sus excepcionales 388 litros de maletero.




El Soul, en cambio, está enfocado como un medio camino entre SUV urbano y pequeño monovolumen, logrando una buena habitabilidad en sus 4,15 metros de longitud.


Aunque sólo lleva en el mercado unos 4 años, el salto en calidad experimentado por las últimas creaciones de las marcas Kia/Hyundai se aprecia claramente en el salpicadero, pues la terminación es la equivalente a la de un coche generalista europeo... de hace un par de generaciones.


Así, las texturas son poco lucidas, el diseño es simple, el tacto de los mandos es bueno pero no exquisito... sorprenden los colores claros y la tapicería poco agraciada de los asientos, muy mullidos, por cierto, y con un muy buen tamaño.



Al montar un cuadro de mandos heredado de las versiones de combustión, es necesario adaptarlo a las nuevas necesidades, introduciendo elementos digitales, la imprescindible autonomía y, algo básico en este tipo de coches, el flujo de energía del motor a las ruedas y viceversa. Esto es porque al ser crítico el alcance antes de quedarse sin carga, se aprovechan las fases de frenada para recargar -mínimamente- la batería, al estilo de los KERS de fórmula 1; así, en los 3 coches encontramos gráficos que nos indican claramente si gastamos o ganamos electricidad, y nos invitan a realizar una conducción eficiente. Sea con "premios" en forma de hojas verdes que se van acumulando o en un árbol que crece o decrece según lo que pisemos el acelerador, la idea es buscar la implicación del conductor para ir arañando metros cada vez que nos pongamos al volante.

Y, por fin, tenemos su majestad el Golf.




Poco se puede decir que este modelo que no sepamos todos: calidad a raudales y ejemplar comportamiento al alcance de todos los públicos, con el único peaje en esta ocasión de perder 40 litros de maletero (de 380 a 340) al estar más alta la base del maletero. Pero al bajarse del Soul y entrar en el Volkswagen sorprende un poco lo bajo que está el techo y la reducida visión que tienes a través del parabrisas con el retrovisor interior en medio del campo de visión... y eso que el Golf es líder en habitabilidad en su categoría! Y es que el formato de coche alto es imbatible en estos aspectos. Igualmente, destacan sus deportivos asientos, con unos pétalos laterales tan pronunciados que incluso dificultan salir del coche; no olvidemos que el Golf tiene una leyenda GTI que mantener e incluso esta versión tiene que respetarla.

Como el azul parece ser que se impone como estándar en los modelos eléctricos, el Golf también hace un buen despliegue en su diseño exterior e interior de apliques, además de incorporar el logo directamente delante de la palanca de cambios.




Aquí es necesario hacer un inciso para recordar que los coches eléctricos son todos de cambio automático; hablando en propiedad, ni tan siquiera tienen caja de cambios, pues es como si montaran una única marcha útil para todo. Lo comento porque mientras esperaba mi turno para probarlo, un monitor se acercó para indicar a las azafatas que organizaban los turnos que era mejor que indicaran esta peculiaridad de los coches, pues no todo el mundo estaban al corriente y muchos se echaban para atrás al enterarse aunque estuvieran casi dentro del coche.

En marcha, los tres coches se mostraron muy semejantes en su respuesta al acelerador: salen disparados como un coche de Scalectrix y la fuerte respuesta de estos motores en total silencio sorprende. De hecho, los coches eléctricos suponen una homogeneización en sus prestaciones: al tratarse de motores muy sencillos, con pocas piezas y de funcionamiento parecido, es difícil que las marcas puedan introducir aquí aspectos que les diferencien, por lo que ponen el énfasis en otros aspectos. Al no existir el ruido del motor que lo enmascare todo, por ejemplo, es necesario un trabajo extra para evitar chirridos o ruiditos que resuenen como en una biblioteca. Por su esmerado acabado y efectiva pisada, el Golf triunfa sobre los demás, sin una nota fuera de sitio; en el Soul, por ejemplo, el volante crujía al agarrarlo y en el Zoe el freno de mano resonó estrepitosamente al soltarlo...




Paradójicamente, el más cómodo de usar fue el Kia, con un funcionamiento muy natural del conjunto acelerador/freno. Como ya decía, la postura del Zoe no está del todo conseguida y el Golf adolece de un pedal de freno con un tacto muy peculiar: extremadamente corto y duro, es necesario afinar y enseguida notas cómo entra en acción el sistema que carga las baterias, con lo que el coche frena más de lo que tú le indicas. Muy extraño, como decía, y eso que estaba regulado en el nivel más leve, pues en el más elevado no hace falta casi ni frenar: tal y como dejas de acelerar, el coche se para, sin inercias.

Antes de abandonar el recinto, no pude evitar acercarme al stand de Renault para subirme al Twizzy, vehículo que ya probé en otra edición del Expoeléctric.



Sigue sorprendiendo por lo extraordinario de su concepción, más cerca de un cuadricilo que de un auténtico coche: 2 ocupantes en tándem -aunque el trasero va realmente incómodo-, salpicadero desnudo, con sólo el hueco para la llave y los 3 botones del cambio, acabados y plásticos bastante por debajo de los estándares de calidad de la marca, sin dirección asistida -ya ni me acordaba de lo que era eso-, suspensiones con mínimo recorrido y con el viento entrando por todas partes al no tener puertas...



Cuál sería el veredicto después de probar estos tres coches? El Zoe es el más llamativo, pero su sencillez es excesiva. El Golf, el mejor construido aunque el pedal de freno necesita una pequeña adaptación. Y el Soul, el más "normal" en su manejo y habitable, pero lastrado por unos acabados poco refinados...




























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