martes, 28 de marzo de 2017

El último explorador - presentación Land Rover Discovery





Con la presentación de esta nueva generación del Discovery -la quinta- Land Rover completa la renovación de toda su gama. Más allá del simple cambio estético que lo acerca a los cánones estilísticos del Evoque, la importancia para el modelo es la introducción de sistemas, materiales y estructuras de fabricación más modernos que le hacen por ejemplo, perder casi 500 kg. respecto al modelo saliente con las ventajas en comportamiento, reducción de consumos... etc que ello supone.

Cuando se acerca a los 20 años de recorrido comercial, el Discovery, lanzado originariamente como un modelo por debajo del Range Rover, está más cerca que nunca de su hermano mayor. Si el Range siempre ha sido el perfecto lord inglés, un personaje todo lujo y refinamiento que no tiene problemas en calzarse las botas altas y pasar un día en el campo a la caza del zorro, el Discovery representaba mejor a ese familiar díscolo amante de las aventuras y dispuesto a cruzar África en busca de nuevos paisajes, y que se hizo famoso durante las Camel Trophy, travesías que le llevaban a estar cubierto de barro y agua durante semanas mientras cruzaba selvas casi impenetrables.


Aunque todos los Land Rover siguen manteniendo intactas sus cualidades 4x4, la orientación del fabricante hacia el lujo hace difícil imaginarse a este nuevo Discovery en tales situaciones, máxime cuando está cada vez más cerca del Range. De hecho, aunque por precios la gama está perfectamente estructurada, la similitud de tamaño entre ambos (5 metros de largo) permite la existencia de un nuevo modelo, el Velar, que vendrá a cubrir el hueco entre el Evoque y éste que nos ocupa.

En esta ocasión, he podido asistir a una presentación estática del modelo en el marco del hotel Miramar, en la montaña de Montjuic en Barcelona. La unidad expuesta, tope de gama, destacaba claramente por el arriesgado color cobre brillante, tonalidad que, por cierto, cada vez es más usual en las paletas de este tipo de modelos polivalentes.



Visto de cerca es un coche que realmente impacta: como ya he comentado se acerca a los 5 metros de largo, por 1,85 de alto... y cuando un automóvil es más alto que tú, te empiezas a sentir acobardado!. Igual que sus medidas, sus proporciones son superlativas, con un morro alto y poderoso, unos retrovisores con aspecto no ya de apartar las ramitas si no de poder partir un árbol entero, los enormes tiradores de las puertas, los neumáticos en llantas de 21 pulgadas...



Por una vez, voy a empezar a referirme al interior por las plazas traseras: si algo ha identificado al Discovery desde sus inicios es la modularidad y la capacidad para hasta 7 pasajeros y esta nueva generación la respeta, sino la potencia. Recordemos que la característica "joroba" acristalada que el modelo originario mostraba sobre el maletero no era casual: estaba pensada para acomodar las cabezas de 2 pasajeros, aunque éstos tenían que ir sentados de forma precaria y en perpendicular en sendos trasportines enfrentados entre sí.


En el actual, sólo queda una leve insinuación que recuerda esa cúpula, y es más una licencia estilística, un homenaje a la saga, que una auténtica necesidad, pues los pasajeros del maletero disfrutan de dos auténticos asientos iguales al resto y no sólo utilizables de forma residual como suele ser la norma.


Pese a lo que pueda sugerir la perspectiva de la foto, el espacio a lo ancho en la segunda fila es muy bueno y tres pasajeros pueden viajar con total confort, gracias a un suelo plano que facilita el acomodo correcto de los pies. Además, la banqueta se desplaza y el respaldo es regulable en inclinación, con lo que puede jugarse con las distancias según las necesidades. Dicho sea de paso, todos los asientos pueden abatirse/desplegarse de forma individual y eléctrica desde el maletero, desde el puesto de mandos e, incluso, a distancia desde una App... un auténtico Transformer, este Land Rover!.


Como guinda, la capacidad de maletero con 5 asientos es superlativa: casi 1.200 litros de capacidad, más del doble del de un movolumen medio... eso sí, con las 7 plazas se limita a unos mínimos 250 litros: siguiendo con las similitudes, se correspondería con el maletero de los vehículos más ciudadanos.

Si pasamos ahora a la parte delantera, nos acoge un salpicadero con la habitual estructura y calidad de todos los Rover.


La disposición del salpicadero, además, nos acerca todavía más al Range, con los mandos circulares en el volante y los aireadores sobre la pantalla multifunción, alejándolo visualmente del Discovery Sport, éste con un interior ciertamente más dinámico (volante de 3 radios, salpicadero más tendido...). Las medidas y la calidad del interior abruman, con una anchísima consola central, la excelente pantalla táctil de 10 pulgadas, el baúl entre los asientos con zona refrigerada, inserciones de metal pulido...


El conductor tiene ante sí un volante, de buen tamaño y tacto excelente, que permite ver sin problemas un cuadro de corte clásico -al final, es el más cómodo y rápido de utilizar-, de dos esferas dentro de sendos círculos cromados con una pantalla entre ambas que ofrece toda la información adicional que se pueda necesitar.


Me han sorprendido gratamente un par de detalles que demuestran el cuidado con el que se ha diseñado el coche: por un lado, el reposacabezas, con un acolchado adicional para recoger a la perfección la nuca y, por otro, la existencia de un apoyabrazos reclinable adicional en el lado interior del asiento, como complemento al apoyacodos acolchado que forma la parte central de la consola, muy cómodo al desplazar la mano del volante para accionar los mandos, pero poco utilizable cuando quieres dejar descansar el brazo derecho en largos viajes por lo bajo que está situado.


La herencia del grupo JLR se deja ver en la forma del selector de velocidades, redondo, y que emerge de la consola al presionar al botón de arranque. Muy efectivo visualmente y práctico de usar, pocas pegas se le pueden poner.

No es la única herencia que recibe de Jaguar: también algunos de los motores son compartidos. Así, como motorización de acceso a la gama, encontramos el ingenium de 2 litros, desdoblado en 180 y 240 c.v. Aunque en esta ocasión no se podían conducir, tuve ocasión de probarlo en el ligero F-Pace (http://theredstig.blogspot.com.es/2016/06/ponga-un-jaguar-en-su-vida-prueba-xf-y.html). Si en aquél se revelaba como un motor más que suficiente incluso en su versión de menor potencia, me atrevo a sugerir que en este Discovery quizás se quede un poco justo merced a su mayor peso... en cualquier caso, por encima encontramos dos motores más de 3 litros con 258 y 340 c.v., siempre en diesel.

Respecto a su comportamiento dinámico, el peso y la altura posiblemente no acaben de casar con la conducción rápida por puertos de montaña, pero algo sí que puedo decir algo sobre las capacidades que presentan fuera de la carretera, gracias a que tuve la ocasión de conducir el Discovery Sport en la finca Les Comes (https://www.facebook.com/LRELesComes/?fref=ts) durante unas jornadas de pruebas dinámicas. Recuerdo que la impresión más positiva que me llevé fue, primero, el buen tacto de la dirección, suave y ligera, pese a los enormes neumáticos que montaba y, segundo, el rodar increíblemente confortable que ofrecía, de auténtica alfombra voladora, pese a trastear sobre pistas de tierra bastante rotas, con unas suspensiones que te aislaban del terreno.

Antes de dar por finalizada la visita, aproveché para tomar alguna cosa en el bar dispuesto en la sala. Land Rover cuida también estos detalles, con guardarropía y hasta un pequeño robot autonómo para entretener a los niños.


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